Llevo bastantes años cuestionándome el currículum académico de las escuelas convencionales de este país, principalmente en la etapa primaria. Me llama la atención la importancia que se da a la memorización de contenidos, así como la ausencia de materias que desde mi punto de vista y mi propia experiencia, deberían ser pilares centrales de la educación.
Concretamente me estoy refiriendo a la necesidad de poner en un lugar privilegiado cuestiones básicas como la autogestión emocional, o el desarrollo de la inteligencia emocional y social. Si nuestra etapa de mayor neuroplasticidad se produce en nuestros 7 primeros años de vida, ¿Por qué llegamos a nuestra adultez sin tener la menor idea de cómo gestionar el estrés o manejar adecuadamente nuestras emociones?
Según un estudio realizado por investigadores de la Unidad de Cognición y Plasticidad Cerebral de Barcelona, cuando se inicia a una edad temprana un entrenamiento específico sobre alguna materia, “determinados circuitos del cerebro son capaces de procesar la información de forma más rápida y con menos gasto neuronal. El cerebro está más preparado para aprender a aprender.”
Las inteligencias múltiples
En este sentido y partiendo de esta premisa, ¿Por qué no nos han enseñado desde bien pequeños a manejar nuestras emociones? ¿Acaso no es relevante? Probablemente, la respuesta se halla en que el modelo educativo que guió nuestra infancia y adolescencia, era un modelo basado principalmente en el desarrollo de la inteligencia lingüístico-verbal y la inteligencia lógico-matemática. Afortunadamente, el psicólogo norteamericano Howard Gardner (1998) y su equipo de colaboradores de la Universidad de Harvard explicó con precisión que en realidad existen 8 tipos de inteligencias y que en ningún caso el limitado y anacrónico currículum escolar nos permite deducir la verdadera inteligencia de los niños.
Estas 8 inteligencias son:
- Lingüístico-verbal,
- Lógico-matemática
- Espacial
- Musical
- Corporal y Cinestésica
- Intrapersonal
- Interpersonal
- Naturalista
Debido a mi Misión profesional, me atraen especialmente las inteligencias interpersonal e intrapersonal. La primera, la interpersonal, hace referencia a nuestra capacidad para empatizar con los demás, intuir el significado implícito de la interacción comunicativa y en definitiva manejar adecuadamente los contextos sociales. La segunda, la intrapersonal, hace referencia al conocimiento de nuestro funcionamiento emocional interno. Es decir, nuestra capacidad para autogestionar nuestras emociones y sensaciones, para tomar conciencia, para poder reflexionar sobre estos procesos internos y en definitiva para construir un metaconocimiento sobre nosotros mismos.
Probablemente en la inteligencia intrapersonal reside la clave para vivir una vida plena, con recursos para manejar las diferentes adversidades que ineluctablemente van a aparecer en nuestro camino.
La buena noticia es que independientemente de tu edad o situación actual, te encuentras en el momento perfecto para optimizar tu inteligencia intrapersonal. Ahora bien, ¿Por dónde empezar?
3 Principios Transformadores
Quiero compartir contigo tres TIPS que me ayudaron a llevar algo de luz a las catacumbas de mi ignorancia:
- No existen emociones buenas o malas; sólo existen emociones, y todas ellas proceden de una intención positiva inconsciente. En realidad, nuestra mente clasifica y juzga permanentemente. Este es un hábito nocivo muy arraigado a nuestra cultura. Te invito a que observes lo que ocurre en tu cuerpo sin ponerle palabras. Simplemente observa, respira y agradece. Recuerda que aquello que cronifica un síntoma es precisamente tener una relación hostil con ese síntoma. Dar la bienvenida y acoger la emoción es el atajo más rápido para que calmes y harmonices tu cuerpo y tu mente.
- Nuestro organismo dispone de sistemas anatómicos preparados especialmente para inundarnos de calma y relajación. Respirar 7 veces por el diafragma, inhalando en 4 tiempos y exhalando en 8 tiempos, es suficiente para activar el Sistema Nervioso Autónomo Parasimpático (SNAP) y sentir un alivio emocional inmediato.
- Relativizar todo lo que ocurre nos permite rebajar nuestros sistemas de alarma. En la vida hay momentos realmente difíciles y momentos realmente peligrosos. El problema es que activamos nuestras alertas incluso por la cosa más irrelevante. Cuando aparezca una preocupación, ocúpate de ella sin perder tu centro. Simplemente recuerda: las cosas no ocurren por algo, sino para algo.
Integrando estos tres TIPS a tu filosofía de vida cuidarás de tu bien más preciado: tu propia existencia.
Nos vemos en el siguiente artículo. Te envío un abrazo enorme y todo mi apoyo en tu proyecto de vida.
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Gracias por estar ahí.