“El Precio de la Grandeza es la Responsabilidad.” – Winston Churchill
Si te pidiera que tomases papel y lápiz e hicieras una lista de todo aquello por lo que tienes derecho a quejarte, probablemente no acabaríamos hoy. El ser humano tiene una macabra capacidad para encontrar pegas y defectos. Vivimos en la época de los haters. Internet mismo es un espacio de linchamiento público.
¿Cuánto tiempo pasa cada día desde que despiertas hasta que emites la primera crítica destructiva o lanzas una queja? Podemos hacer el experimento, pero apuesto que existen automatismos en tu mente que irremediablemente te empujan a caer en la trampa.
Detrás de la queja y del juicio de valor ajeno hay algo más que civismo o espíritu crítico. Nuestras palabras, nuestras decisiones y en definitiva, nuestra mirada, no narran lo que ocurre fuera; responden a lo qué está ocurriendo en lo más profundo de nuestro interior.
Lo que nos molesta es un reflejo de nosotros mismos. Como diría Carl Jung, el gran psicoterapeuta, aquello que nos incomoda es nuestra propia Sombra. Dicho de otro modo, todo lo que te ocurre, no ocurre contra ti; ocurre DEBIDO a ti.
Comprender esta idea supone resetear tu viejo paradigma ya que si verdaderamente quieres experimentar cambios trascendentales en tu vida, debes dejar de revisar lo que está ocurriendo fuera y comenzar a llevar la mirada hacia tu interior.
¿Cómo puedo cambiar esta inercia negativa?
Existen dos actitudes básicas para afrontar lo que está ocurriendo en tu vida en este momento:
- Por un lado, el VICTIMISMO. Es decir, seguir poniendo el foco en lo injusta que está siendo contigo la vida y en la falta de empatía que los demás tienen hacia ti.
- Por otro lado, RESPONSABILIDAD ABSOLUTA. Es decir, poner el 100% de tu atención en todas aquellas acciones que dependen de ti y que te pueden permitir dar un giro de 180 grados a tu vida.
Antes de elegir cuál de estas dos actitudes va a ser tu guía a partir de este momento, permíteme añadir algunos matices.
A los victimistas siempre les pasan cosas malas y siempre es por culpa de algo o de alguien. Son personas que están convencidas de que es imposible cambiar; que la gente es como es y que esto de la transformación personal es una pamplina.
Detrás de este escepticismo radical se esconde una mentalidad rígida y un miedo atroz a los cambios profundos. El escritor y periodista Patrick Ness lo expresa perfectamente:
“Decir que no tienes otra opción es liberarte a ti mismo de la Responsabilidad”.
El padre del Psicoanálisis, Sigmund Freud, también lo expuso con meridiana claridad:
“La mayoría de la gente no quiere la libertad realmente, porque la libertad implica responsabilidad, y la mayoría de las personas tienen miedo de la responsabilidad.”
Del mismo modo, optar por integrar un estilo de vida en el que el sentido de la Responsabilidad sea un valor inquebrantable tiene su recompensa.
Cuando colocamos nuestro foco de atención en aquello que depende de nosotros mismos, adquirimos maestría en tomar acción. De pronto, comprendemos que hay múltiples variables que no dependen de nosotros:
- Lo que hagan los demás.
- Las opiniones de los demás.
- Lo que sientan los demás.
- Las acciones de los demás.
- Las consecuencias de las acciones de los demás.
- Los errores de los demás.
- Las consecuencias de los errores de los demás.
Dime, ¿Qué ocurre cuando extraes de tu mente todas estas variables?
¿En alguna ocasión has experimentado semejante ligereza?
Perdemos mucha energía y tiempo en preocuparnos por cosas que no podemos cambiar. Tiempo y energía que podemos, a partir de hoy, emplear en mejorarnos en todas las áreas de nuestra vida. Como en el Kaizen, filosofía japonesa que gira entorno al principio de la automejora contínua.
Al fin y al cabo, asumir la responsabilidad nos permite convertirnos en demiurgos de nuestra propia existencia. Sin embargo, este no es un llamamiento al egocentrismo. Al contrario, es un llamamiento a la transformación individual como medio de contribución al mundo. El cambio viene de dentro a fuera y no viceversa.
Además, aceptar la responsabilidad nos hace libres. No lo digo yo. Lo dijo Nietzsche:
“La libertad es la voluntad de ser responsables de nosotros mismos.”
Nos vemos en el siguiente artículo. Te envío un abrazo enorme y todo mi apoyo en tu proyecto de vida.
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Gracias por estar ahí.